Este verano he tenido la inmensa suerte de poder visitar Israel y Palestina. Muchos diréis ¿pero quién narices pasa sus vacaciones en oriente próximo con lo conflictivo que es? Pues yo. Quisiera comentar con vosotros mis impresiones del lugar. Llegamos en barco a Ashdod, que es uno de los puertos más importantes de Israel. Allí nos recogió un autobús con destino a Jerusalén. Nuestro guía era palestino y nos fue detallando la historia del nombre de Israel desde que fuera llamada la Tierra Prometida hasta Tierra Santa. Israel se anexionó Jerusalén este durante la Guerra de los Seis Días y tras ella la convirtió en su capital “eterna e indivisible”.
Nuestra primera parada fue en el Monte de los Olivos, donde Jesús fue apresado mientras rezaba. Probablemente aquí se encuentre las vistas más bonitas de la ciudad. Se pueden contemplar la explanada de las mezquitas con el domo de la roca, la muralla de la ciudad antigua y de lejos la Basílica de la Resurrección. Para mi estar ante aquella vista fue sin duda la experiencia más emotiva del viaje, estaba en Jerusalén, aquella ciudad por la que habían peleado Salāh ad-Dīn y Ricardo Corazón de León, árabes y judíos… Es muy difícil explicar que sientes cuando se te presenta ante ti una imagen tan mítica, tan profunda, lejos de los conflictos y los sufrimientos como si todo aquello hubiese quedado atrás, solo contaba que estabas en pie para disfrutarlo y sentirlo.
Aquel panorama me recordó una escena de la película “Oh Jerusalén” en la cual Said le explica a Bobby desde el monte de los Olivos que en Jerusalén se encuentra el Muro de los Lamentos que formó parte del Templo del Rey Salomón, el Monte Moria donde Mahoma ascendió a los cielos y el Santo Sepulcro, construido en el lugar en el cual Jesús murió en la cruz. Said termina recalcando que “si Dios no está aquí no está en ninguna parte”. Por cierto Jerusalén en hebreo significa “Ciudad de paz”.
Jerusalén está divida en 4 barrios, el judío, el musulmán, el armenio y el cristiano. Tras la partición de Palestina en el año 47 el estatus de la ciudad santa debía quedar bajo administración de las Naciones Unidas, pero al final de la Guerra de la Independencia Israelí los judíos habían tomado y fortificado la zona oeste de la ciudad y la nombraron su capital estableciendo en ella su parlamento, la Knéset, su Corte Suprema y las principales instituciones administrativas. Como ya he mencionado tras la Guerra de los Seis Días quedo toda la ciudad como capital israelí. Muchos países retiraron sus embajadas hasta Tel Aviv a modo de protesta, la cual es el verdadero centro neurálgico de Israel. El estatus de la ciudad sigue siendo uno de los puntos clave del conflicto entre árabes y judíos. Los palestinos pretenden que sea la capital de su futuro estado, pero los israelíes no están dispuestos a negociar tal cosa, esa es la raíz del estancamiento de posiciones.
Lo siguiente que vimos fue el huerto de Getsemaní. Allí podemos encontrar olivos que datan de la época de Jesucristo. Al lado del huerto hay construida una iglesia llamada Basílica de las Naciones, debido a que su construcción fue sufraga por distintos países, entre ellos España. En el interior coincidimos con una misa, los más devotos de mi grupo comulgaron, yo me abstuve. Dentro de la Basílica también se encuentra la roca sobre la cual, y según las sagradas escrituras, Jesús sudó sangre. A la salida nos abordaron un grupo de vendedores ambulantes, los segundos que nos encontrábamos tras el Monte de los Olivos, que nos vendían unos rosarios de recuerdo. Cabe destacar además que Jerusalén es la ciudad que más veces ha sido destruida y reconstruida.