El 23 de julio de 1969 el príncipe Juan Carlos de Borbón acepta la sucesión de la Jefatura de Estado. Franco jugó con toda suerte de ambigüedades en los largos años en los que tardó en designar un sucesor y sin embargo no tenía ninguna prisa en ceder su poder. El 20 de noviembre de 1975 España se convertía en protagonista de un fenómeno poco habitual en la historia del mundo: una transición pacífica de la dictadura a la democracia. Dos días después Juan Carlos I era proclamado rey. Su primer discurso estuvo presidido por una prudente cautela. Sin embargo ya dejaba entrever un espíritu nuevo y aperturista. El 5 de julio de 1976 Adolfo Suárez fue nombrado Presidente del Gobierno, este hecho supuso un grandísimo acierto de la corona, con él los cambios democráticos frenados durante la Jefatura anterior alcanzaron un ritmo acelerado.
Mas liberal que muchas de las de su entorno europeo, la Constitución de 1978 definía a España como “Estado social y democrático de Derecho” cuya forma es la “Monarquía Parlamentaria”. La izquierda española tenía una viva tradición republicana pero ahora reconocía la fórmula monárquica como la mejor solución para un Estado nacido tras la liquidación del régimen franquista. El 23 de febrero de 1981 con motivo del intento de golpe de estado el Rey aparecía en televisión poniéndose del lado de la democracia y de la Constitución, esto reforzó considerablemente su legitimidad, al aparecer ante los españoles como adalid de la libertad.
Han pasado casi treinta años desde que ocurrieron estos hechos y dos grandes males se han confabulado para desprestigiar el importantísimo papel del Rey en la construcción y afianzamiento de la democracia en este país. La primera es el olvido, puesto que parece que muchas personas ya no recuerdan su gran labor durante los duros momentos que el país paso durante la transición. Debemos tener muy en cuenta lo difícil que fue ejercer el papel de Jefe de Estado en una España tan convulsa como la de aquella época y a mi parecer supo llevar de forma ejemplar su cargo. La segunda es la ignorancia, mal cada vez mas arraigado entre nosotros los jóvenes. Se critica denodadamente al Rey sin apenas conocer su papel en los últimos años de la democracia y faltándole al respeto con la quema de fotos y demás calumnias que se han lanzado contra su persona.
Me parece realmente injusto que no se le tenga en cuenta su compromiso con la democracia en estos últimos años puesto que no tenemos nada mas que mirar a nuestro alrededor y al día a día para contemplar sus logros y los de otros muchos que llegado el momento se pusieron de manera decidida del lado de los que ansiaban la libertad
ENTRE DOS MARES
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Siempre os he dicho que Algeciras me ha tratado y me trata muy bien desde
el momento que me vine a vivir aquí. Sé que es una ciudad de paso, pero
tiene mar...
Hace 2 años
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